domingo, noviembre 22, 2009


¿El presente que no vemos?


¿Cuántas veces depositamos en nuestros alumnos la responsabilidad de su fracaso en los exámenes? Reflexionar acerca de nuestras prácticas docentes no suele ser un hábito incorporado desde la formación como profesionales de la educación. Sin embargo, adquirir la capacidad de autocuestionarse y repensar los caminos transitados, con la suficiente lucidez como para despojarse de cuestiones netamente personales y emotivas, puede ser una aventura sumamente enriquecedora y una invitación a descubrir nuevos mundos posibles.

Visitando el blog de Dreig (muy recomendable por su exquisito contenido y el dinamismo de su producción), navegando entre enlaces, llegué a un video que me permitió reflexionar acerca temas que se mencionan hasta el hartazgo, pero a los que –desde nuestra práctica como docentes– ofrecemos pocas alternativas concretas de solución.

Mucho se habla de nuevas competencias y distintas formas de percepción de los jóvenes, de la necesidad de plantear contenidos acordes al contexto de gran estimulación en el que vivimos, y de la integración de las TIC en la educación, pero poco se muestra sobre experiencias con resultados contundentes y transformadores, apoyadas con investigación científica.

El video que veremos a continuación muestra con suma claridad el presente que encontramos cada vez que entramos en el aula, pensando, tal vez, desde un paradigma totalmente diferente del de nuestros alumnos. ¿Cómo acortar distancias?



Fuente: Webcreatividad

sábado, noviembre 21, 2009




Homenaje a Jorge Teillier


"Si alguna vez mi voz deja de escucharse piensen que el bosque habla por mí con su lenguaje de raíces"


viernes, noviembre 20, 2009




El derecho de soñar


por Eduardo Galeano

Vaya uno a saber cómo será el mundo más allá del año 2000. Tenemos una única certeza: si todavía estamos ahí, para entonces ya seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.

Sin embargo, aunque no podemos adivinar el mundo que será, bien podemos imaginar el que queremos que sea. El derecho de soñar no figura en los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron en 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.

Deliremos, pues, por un ratito. El mundo, que está patas arriba, se pondrá sobre sus pies.

Imagen: Daniel Castillo